JOSE LUIS VIESCA
DEAD FUN
Conversando con fantasmas
Dead Fun presenta un antídoto para la seriedad con la que se trata a la muerte en muchas culturas, y apunta a la interrelación entre nuestro ser y el uso que hacemos del lenguaje.
Los medios simbólicos como el esqueleto y las letras replantean de modo juguetón nuestro entendimiento de lo que ocurre con nuestros cuerpos, palabras y espíritus cuando ya no existimos físicamente.
Heidegger nos dice que la muerte y el lenguaje, así como el tiempo y el ser, son inseparables, y sugiere que el lenguaje nace de la búsqueda humana por la inmortalidad. De igual modo, la cultura Japonesa sostiene en sus fundamentos la interdependencia entre el espíritu y el cuerpo físico. Ellos creen que cada ser humano lleva dentro de sí un ente sobrenatural llamado reikon o tamashi que depende de nuestro cuerpo físico hasta el momento de la muerte. Sólo entonces el espíritu o el fantasma son liberados del humano y entran a un nuevo reino que es invisible pero que coexiste con el mundo humano.
Dead Fun da forma a esas posibles vidas en el más allá de nuestros cuerpos, espíritus y lenguaje. Las masas humeantes de letras confusas y esqueletos fantasmagóricos apuntan generalmente a la no permanencia de la vida y el lenguaje, pero también sugieren que es después de la vida la verdadera diversión comienza. La muerte, la gran justiciera, elimina los rasgos que constriñen nuestra humanidad (como género o raza) y nos libera de las limitaciones del lenguaje.
Los esqueletos y los textos hacen visible lo que ya no existe obligándonos a preguntarnos por nuestra relación con el más allá. ¿Qué ocurre con las palabras, nuestra habla, nuestras conversaciones o nuestra voz interior después de la muerte? ¿Tienen una otra vida? ¿Podrá ser que nuestros fantasmas o espíritus se divierten en un reino más allá de nuestro mundo?
Arden Decker